En su 13va
versión el festival de cine y documental Inedit Nescafé está centrando
su contenido principalmente en los 40 años del punk, como en una competencia
internacional diversa. En esta ocasión reseñamos cuatro obras que se encuentran
en exhibición. Desde documentales que recogen periodos específicos en la
historia de 2 grandes bandas inglesas como Blur y Oasís a un documental que
data de 1974 pero que recién se vio publicado este año tras la muerte de su
protagonista. Además claro está el documental de Don Letts que de alguna manera
aglutina el concepto de este año: La actitud Punk.
Punk Attitude
2005
| Don Letts | Inglaterra y EE.UU. | 90’
El punk es un género tan amplio y de bordes
tan poco discernibles que un documental
que trate de abordarlo puede generar un poco de resquemor. Sobre todo cuando no
se dedica a ser puntilloso o anclarse en una arista específica, si no que
intenta abarcarlo en su totalidad. El documental en cuestión que ya cuenta con
poco más de diez años de antigüedad, se lanza a ello. Por eso sitúa sus raíces
desde la actitud de tipos como Chuck Berry, Elvis Presley o el mismo ímpetu de
la Velvet Underground hasta llegar a mencionar sutilmente a bandas como Green Day o Blink 182.
De hecho en la búsqueda de una definición
que aglutine el movimiento -y para que nos quede claro desde un principio- lo
demarcan como: cualquier persona o colectivo que se termina levantando contra
lo establecido. Una determinación gruesa, algo tosca, pero que funciona.
De entrada sabemos que 90 minutos no dan
para contar una historia tan extensa. Por ende se dedica a delinear más que a precisar.
El desfile de bandas es apabullante: Blondie, The Screamers, Sex Pistols, The
Ramones, Dead Kennedys , Black Flag, The Stooges, MC5 etc. Por ende nos
paseamos por una línea de tiempo y una explicación sumamente didáctica de cada
uno de ellos.
Innegable es también el peso de los entrevistados,
que fueron protagonistas en la historia misma del punk. Aportando con anécdotas
(que hay a raudales) y que ayuda a cimentar el flanco lúdico de la cinta. Henry
Rollins sin ir más lejos, contribuye con varios comentarios sumamente lucidos.
Con todo ello es una pieza de celuloide que
se explaya de forma amable y es pedagógica en todos los sentidos. Casi un
tutorial para buscar los puntos de referencia en 40 años de historia, aun
cuando los 10 años desde su estreno ya le pesan un poco. Al final del mismo
aluden a la Internet como un fenómeno que posibilitaría una relación mucho más
horizontal entre el poder y el ciudadano de a pie ( y bueno, ya sabemos como se
terminó trivializando su uso).
Oasis:
Supersonic
2016 | Mat
Whitecross | Inglaterra | 122’
Acotarse a un espacio de tiempo escueto y
sumamente bien definido le suma mucho a este documental. Y es que siendo claros,
desde la partida sabemos que lo contado no es historia nueva: La formación de
Oasis, la relación tempestuosa de los hermanos Gallagher, el éxito de ‘Definitely
Maybe’ y ‘Whats the Story? (Morning glory)’, hasta llegar al mítico recital de
Knebworth.
No hay sorpresas. Ya se ha visto.
No obstante es la forma en que es narrado, apoyándose
en una dinámica visual atractiva y lúdica la que eleva este documental a cotas
sumamente disfrutables. La narración casi en primera persona por parte de Noel
y Liam. Entrevistas a su madre y cercanos, a la vez que una exposición eficiente
de los hechos, mitos y demases en que tuvo parte el grupo durante el periodo de
1991 a 1995 le dan un aire encantador que vuelve irrefutable la solidez de su
propuesta.
No hay muchas entrevistas o material de
archivo sin procesar. Siempre hay algo más, un retocado y preocupación gráfica
por lo que se cuenta y como se cuenta. Se refleja la época de mayor soberbia de
la banda, así como sus conflictos o las salidas poco pulcras de algunos
miembros (Sí, nos referimos Tony McCarroll).
No hay complacencia, ni satanización. Solo
la historia de como dos hermanos de la zona industrial de Manchester sin mucho
futuro por delante triunfaron, se hicieron superestrellas y marcaron hitos
dentro de la industria musical británica y mundial. Pero aun así jamás pudieron
escapar de la violencia implícita de las carencias y el abandono fraterno de la
infancia.
Blur: New
World Towers
2015 | Sam Wrench | Inglaterra | 93’
Redención. Así
definiría de primeras esta cinta que se centra en la grabación del último disco
de Blur (The ‘Magic Whip, 2015). Tuvieron que pasar 12 años para tener nuevo
material del grupo y la historia del mismo es a partes iguales interesante y
accidental.
Varados en Hong Kong durante su gira de reunión decidieron tontear un
poco en los estudios, desde donde posteriormente saldría el disco. Y la cinta
no miente sobre ello. Todo resulta algo azaroso. No hay grandes planes a largo
plazo. Todo se ve apostado en el ahora y entiende que la relación entre los
integrantes de la banda es delicado.
Las relaciones y el interés se muestran como un fino hilo que se
mantiene firme, no obstante es consciente de su vulnerabilidad. Particularmente
quien más toma protagonismo es Graham Coxon, principal artífice del octavo
disco de la banda de Colchester, es quien de alguna manera toma la dirección en
la post producción, guiando más no controlando. Y al mismo tiempo, como él
mismo explica, sin cambiar demasiado la esencia tosca que se dieron en las
fortuitas sesiones.
Se nota se divierten juntos otra vez. Se nota hay unos votos renovados
desde su reciente reunión, pero pese a ello son conscientes que esto durara de
forma natural lo que corresponda. Nada es para siempre dice Damon Albarn, y por
ello es que este registro, así como su contraparte musical, se vuelven muestras
de un instante en que las luces de neón imperantes y la soledad propia de estar
estancados, aun cuando fuera por poco tiempo, en un país donde no compartes el
lenguaje, a la vez que todo parece grandes construcciones superpuestas de
espacios claustrofóbicos, es que el tono y el ánimo del documental quedan
transmitidos claramente.
A Poem Is A Naked Person
Les
Blank | 1974 | EE.UU. | 90’
No sé si cabe dentro de los parámetros de un documental propiamente tal.
O es que es una inmersión en ‘La Corriente de la Conciencia’ de su
protagonista: Leon Russell.
Acompañante de varios músicos populares durante el siglo XX lo que
veremos durante la hora y media de duración de este documental no es una
historia o un relato lineal. Son más bien imágenes aleatorias que tratan de
diseminar por aquí o por allá una atmosfera que es difícil de seguir o
distinguir. Ejemplifiquemos:
En una escena podemos pasar de una conversación en un estudio
(recordemos que estas grabaciones datan del periodo de 1972 a 1974 y que fueron
recién publicadas este año) a un
narrador hablando del consumismo mientras en pantalla se observa el proceso
completo de una serpiente devorando una cría de pollo. O un tipo bebiendo
cerveza para luego comerse el vaso de vidrio. O personas que recolectan trozos
de edificios recién demolidos. Nada muy musical.
Se entiende que se busca contextualizar con el poblado propiamente
tal, y como este forma parte intrínseca de la música de Russell, no obstante todo
es sumamente poco gentil, y si bien la musicalización entre country y la
mística del ‘bayou’ logran armar una atmósfera; como recorrido es aburrido,
algo chocante e innecesario.
A veces la tosquedad suma, otras tantas –como en este caso- otro tipo
de edición le hubiese hecho ganar interés.
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