Peter Murphy: Atmosfera violenta




Peter Murphy en Chile
29 de junio, Teatro Caupolicán

Había algo predispuesto el día de ayer, pues nadie podría imaginar mejor escenario para la música poética y oscura de Peter Murphy que la húmeda y lluviosa noche que nos regalo Santiago este viernes. Como anillo al dedo para el ex vocalista de la mítica Bauhaus, quien supo como sacar el máximo partido a los recursos que tenía a mano (tanto escénicos, como también apelando el carácter de leyenda en el que se ha vuelto su imagen), pues si bien el sonido falló por instantes de manera considerable, aún con ello la voz de este hombre de 54 años se mantiene vital consiguiendo -de sobremanera- disminuir cualquier imprevisto que pudo aparecer a lo largo del show, quedándose con un saludable saldo a favor que desgranaremos a continuación.

Primero que todo, el show de Murphy goza de una tremenda transversalidad tanto musical como a cuanto fanaticada se refiere, pues si bien entre el público la cantidad de cierto segmento etario era mayoría, también había cabida para generaciones más actuales. Y de eso es de donde se aferra Murphy, tal vez consiente o no, pues su show viene reflejando desde hace un buen tiempo gran parte de su carrera, retrayéndose a piezas de Bauhaus, de quienes sigue siendo fiel nunca ha renegado ni desconocido la gran escuela (familia) que fue para él, como de su más provechosa producción en solitario en los 90's. Y tal vez lo que le da la consistencia al show; sacando mucho material de "Ninth", su placa 2011.


Si "Ninth" es su mejor placa a la fecha no es materia de discusión por la mera infructuosidad que conlleva, pero de que es un proveedor de grandes temas, en esa lid la placa se vuelve imbatible. Al ser ésta la gira de promoción de ese disco, se ve potenciada totalmente. De hecho los grandes momentos de la noche, obviando a esos himnos sublimes que son 'Cuts You Up' o 'Strange Kind Of Love- Bela Lugosi’s Dead', las que brillaron fueron 'Velocity Bird' o la fantástica 'I Spit Roses'. Los covers también fueron notables, a 'Ziggy stardust' el apelativo de épico le queda chico, así como a 'Hurt' la atmósfera también. Mas ese recurso atmosférico no quedaría sólo ahí, ya que en 'Hollow Earth' y en 'Subway' resultan casi en una definición.

Peter Murphy sabe que puede echarse el público al bolsillo como si nada, y no sólo tiene conocimiento de ello, sino que hace escuela al respecto. De una interpretación sexual y contorneada, ocupa cada espacio y se hecha al hombro la interpretación. Claro, no sería lo mismo sin el violín eléctrico de Emilio Chino o la guitarra de Mark Gemini Thwaite, mas convengamos en que el peso sobre el escenario es de quien pone el nombre a la gira y ese no es otro que el delgado vocalista. Que haciendo usufructo de ello logra tapar cualquier problema técnico que aparezca, como los acoples de sonido en 'Memory Go'.

¿Momento altos?, pues hay muchos. 'Indigo eyes', cristalinidad total; 'Dark Entries' y'Stigmata Martyr', crudeza a toda prueba. Sin embargo, lo que persiste en la memoria cada vez que uno quiere saborear otra vez el show es una impecable capa de ambiente en que los actores como nunca violaron el atrofiado sonido y coronaron una noche casi redonda. Peter Murphy sigue jugando entre la más elegante calma y la violencia riffera mas inusitada, y de paso también enrostrando el buen estado en que se encuentra su voz .Como dice aquel dicho popular "Él que puede, puede".


Beach Boys - Thats why god made the radio




Sin darle muchos rodeos y solo al empezar con esto, uno puede asegurar que “Think About The Days” cabría perfecto dentro de las introducciones idóneas. Un piano algo melancolizado y unos pequeños tintes vocales que dan una idea de lo que viene a ser y representar este disco luego de 50 años de carrera. Ya en el final del tránsito por los senderos de la música popular viene a convertirse en el merecido autoreconocimiento que The Beach Boys le dedican a la música con la que han predicado por toda su carrera.

Un tributo a otros tiempos, donde la Radio era el medio por el cual las bandas tenían que cimentar su éxito. Una verdadera (y bella) nota de agradecimiento se deja caer con ‘That’s why God made the radio' (canción). Es que ante cualquier suspicacia que pudiese levantar esta obra, Wilson y compañía cumplen no siendo ambiciosos y sobretodo dejando que su música cante con ellos. Siempre acompañados por melodías y un escuadrón de armonías vocales por las que parece el tiempo ni siquiera ha pasado.

No hay muchos signos en los cuales aferrarse tampoco, sobre todo a la hora de poder traducir esta colección, ya que siendo ésta “tan a flor de piel” apela a sensibilidades escondidas en cada uno. La música que tu padre pondría un sábado se convierte en la música que tu escucharías por las mañanas con este álbum. Difícil no quedar sin aliento con ‘Shelter’ o ‘The Private Life Of Billie and Sue’. O aún más con ‘Isn’t it Time’. Éstas son las fotografías de que las voces de Al Jardine, Mike Love y Brian Wilson parecieran haberse acogido a alguna cláusula temporal para quedar intactas, tal como sonaban hace veinte o cuarenta años atrás.

En un rotundo refugio de la tormenta se va convirtiendo “That’s why God Made The Radio”. Uno claramente adornado a la vieja usanza y que sin temor a lanzar ciertos reflejos anticuados alcanza su objetivo final. Si aún son más acuciosos y convencerlos de que los Beach Boys la hicieron por quincuagésima vez es una tarea imposible, recurran a‘Day break over the ocean’ o ‘Beaches in my mind’. Ambos terrenos en los que Mike Love tiene un desempeño vocal a partes iguales armónico y fresco. Difícil renegar de tan sanos aportes que, si bien no son puntales del álbum, nos dicen en qué condiciones están las voces de estos viejos ballenatos.

‘Summers Gone’ es la que tiene la función más complicada dentro del conjunto, ya desde su título anuncia con algo de solemnidad que esto se acaba. ¿Se acaba para que? o ¿Para quién? Pues para la placa es el cierre ideal. Para los Beach Boys tal vez, con ese mar sonando en los últimos pasajes (uno no puede imaginar un escenario más idóneo para ellos), a fin de cuentas es el finiquito a una placa dignísima y que sigue perpetuando el legado sonoro de estos habitantes de la eterna California. Pero lo mejor sigue siendo que la vuelven a hacer. A la antigua, pero la hacen.