Matadero Franklin - Simón Soto




Hay cosas que me gustaron mucho, otras que menos. Algunas que vienen -me imagino- del oficio del escritor de series que tensiona hasta el rompimiento al lector, así como ciertos acentos cosméticos que parecen algo artificiales dentro de un mundo aparentemente mucho más orgánico y de ritos más menos sabidos, la sobremitificación de los mismos no queda siempre bien.

Las aspiraciones son altas desde la contraportada al mencionar a Fargo, y algo de eso hay, de hecho creo plasma sumamente bien el espíritu de su aspiración: para ciertos hombres su mundo se acaba y necesariamente estos fines de época se zanjan con sangre. Sangre que marca la línea de término. Personas que ven como su modo de vida se desvanece, mientras comienza otro, más menos igual que el anterior pero siempre más violento y sin códigos. 

Es sabida la inclinación de Soto por lo macabro, por explorar la violencia como medio de lenguaje, y resultaba súper bien en 'La Pesadilla del Mundo' y acá también, solo que siento que la anterior poseía más literatura que artificio y acá no puedo evitar observar ciertas costuras en la creación del mundo. La necesidad casi implacable (y latera) la mayoría del tiempo de aludir a la comida como un eje para que nos familiaricemos, a tal punto de iniciar casi cada capítulo con lo mismo.

“Están sentados en torno a la mesa. Hay botellas de vino y jarras de pipeño, ensalada de tomate con cebolla, de lechuga y coliflor.”

“Torcuato, sentado junto a sus hombres, da cuenta de una cazuela de vacuno. Le gusta rociar sobre el caldo cilantro picado…Torcuato deja la cuchara junto al plato e introduce un pan amasado en el ají pebre.”

“Se vuelve a hacer el silencio. Los únicos sonidos provienen de los vasos de vidrio, de las gargantas que tragan, de las bocas y los dientes que mastican la pichanga y los trozos de arrollado de huaso que están al centro de la mesa.”

“Doña Felicia está concentrada en los enormes fondos humeantes, repletos de perniles jugosos, papas cocidas, chunchules en cocción antes de ir a la parrilla y ensaladas de tomate, lechuga y habas con cebollas…”

“Come junto a Manuel, el Loco Placencia y a Venancio; arrollado de cerdo, papas cocidas, ensalada de lechuga, pebre y pan amasado.”


No obstante si dejamos de lado las maquetas con la que intenta darle forma a su mundo, los personajes si funcionan muy bien. Torcuato y el Lobo Mardones como antítesis del respeto y el odio así como los engranajes principales que van deformando las vidas de todos los habitantes del barrio Matadero. Siendo ambos los pilares en los que se sostiene esta novela con forma de western y tiempos violentos condenados a repetirse.