Radiohead – Kings of Limbs (2011)




La octava pieza radioheadiana fue toda una sorpresa. Simplemente por su nacimiento de un momento a otro y no porque piense que el grupo lo haya creado improvisadamente si no porque siempre he creído que Radiohead va creando sus álbumes según los tiempos lo van ameritando y casi como un hambre de publicación van dando a la luz trabajos nuevos que capturan la intensidad de sus propias inquietudes.
Estaba de vacaciones en plena desconexión, cuando al volver me sobresaltó saber que los de Oxford habían dado a  luz un nuevo álbum. Las primeras impresiones no fueron buenas, pero aludiendo al trabajo que muchas veces lleva, la comprensión parcial (nunca osaría entender la totalidad de los conceptos que plasman los cinco de Oxford) del LP, aposte por un buen envejecimiento del sonido. Sin embargo ya pasado una cantidad considerable de tiempo la sensación no cambia. Kings of Limbs es a todas luces un trabajo desperdigado, y al mismo tiempo sufre por este último adjetivo de cierto vacío; da la sensación de un viaje incompleto o bueno ni siquiera un viaje, es estar perdido y confuso en un bosque de brisas sonoras a ratos débiles a ratos potentes, un enredo de imágenes sónicas que nos retraen al “Treefingers” un bosque de árboles sonoros que te van perdiendo en sus ramas, vas entrando y entrando dando vueltas en círculos, pero sin saber si avanzas y ni siquiera si te quieren dejar avanzar y no en un sentido de introspección o circularidad interna; es merodear involuntariamente por una aridez que hace desconfiar. Al acabar “Separator” uno sabe que salió de algo pero no tiene la menor idea de que.
Esta percepción se acrecienta cuando se pensaba en una segunda parte (que no llegó) o unos buenos bonus tracks que extrañamente no fueron incluidos (“Supercollider”, hubiese intensificado con creces el resultado final con sus espirales monocromáticas. O bien esa performance en el “from the basement”, donde nuevamente agregaron más canciones y tomaron de otro ángulo las incluidas acá , amplificándolas y tornándolas más accesibles, por no decir que les vertieron cierto sentido que se echaba de menos. Por esto último es que me atrevo a decir que el LP8 es un trabajo desmembrado, tiene buenas canciones pero distribuidas en varios recipientes diferentes. Por ende si uno se inclina solamente por oír la placa es que se deja ver un poco gris y cojo el trabajo completo.
Ahora seria antojadizo el catalogar este trabajo de malo, ya que sigue habiendo magia en las canciones, solo que se encuentra distribuida aleatoriamente en algunas y hay otras que no alcanzan a despegar del todo pero sigue habiendo una maquina funcional aca. La bella melancolía de “Codex” difícilmente la podamos encontrar en otra parte, o ese gancho finísimo de “Lotus Flower” son condimentos que no se pueden negar, la cosa es que hay algo que le hace sombra y esas son las luces neonicas del “In rainbows” un trabajo que con una paleta sónica muy rica, resulto un puntazo alto ,volviéndose inevitable la comparación siendo el antecesor directo de este. Porque si  a algo se parece KOL es al Amnesiac, es una vuelta a esa dimensión de sonidos, aunque con mucho menos dinámica, no obstante lo reitero aún hay buenísimas canciones en este lugar, solo que de entrada no ayuda mucho al abordamiento de la placa teniendo a “Bloom” y “Morning Mr.Magpie” dos piezas caóticas, en las que cada sección pareciese ir en contra de la otra o por caminos separados que nunca buscan su unión. Dando solo el favor para quienes dicen que Radiohead crea canciones deshumanizadas, pesadas y luctuosas. Estas dos no sirven para contrarrestar tamaño prejuicio.
“Lttle by Little” retorna en cohesión e imágenes mas claras, el hilo es mas seguible y la ejecución impecable, aunque la presencia de ganchos (“por leves que fuesen”) sigue brillando por su ausencia, al menos estamos ante un track con mas forma y mucho fondo del cual asirse dentro del vendaval electrónico de KOL, una faceta que se retoma de lleno con “Feral” un corte instrumental en base a las siempre sugerentes palpitaciones electrónicas de Yorke que como un marcapasos afortunado, nos guía suavemente hacia la segunda mitad del álbum.
Una vez cruzado el meridiano del disco el sabor de boca recibe notables mejoras, con el falsetto imborrable de “Lotus Flower” mas su percusión urgente que engancha de entrada, secundada por esa melancolía absoluta de “Codex” un autentico temazo en base a piano y sentimiento. La letra una vez mas nos habla de agua (tal como en weird fishes-arppegi), ese elemento que ocupa mucho Thom en sus liricas y que inevitablemente tiendo a relacionar con reencarnación, sobre todo si entremedio mete el símbolo de las libélulas que está muy emparentado con este último precepto.
“Give up the ghost” aludiendo de lleno a su título es realmente una bonita canción, donde la guitarra acústica reformula un poco el paradigma de KOL, llegando en un sutil auxilio de la voz fantasmal de Yorke que parece perdernos en esos bosques entramados del King of Limbs, casi para dormirse. Al final “Separator” es la encargada de despedirnos. Un tema que suena mas compacto, con detalles incrustados en cada sección, tal vez por eso mismo es que en un inicio se pensó que el disco estaba incompleto y que vendría una segunda parte para completarlo, porque este tema no da una sensación de final, menos una de sus líneas que recita (if you think this is over. Are you wrong), de todas maneras el tema cumple y es una buena manera de despertar del a ratos lánguido, a ratos inspiradísimo y a ratos bellísimo e indiferente octavo sueño de Radiohead con esos “Despiertame, despiértame” del final de la cancion y de la placa.
Uno siempre que se enfrenta a un nuevo trabajo de los ingleses inevitablemente conjura cierta condescendencia, que esta bien ganada, y no es que uno espere constantemente un segundo Ok.Computer o un The bends, eso es un cuento viejo y una excusa demasiado trillada por quienes justifican este tipo de entregas, pero es que no se puede amparar un resultado débil en los mantos de la experimentación. Si Radiohead falló en esta ocasión el tiempo lo dirá, la cosa es que no queda un buen sabor de boca aun, pero insisto si hay varias canciones para estirar mas el repertorio radioheadiano, Codex,Lotus Flower, Feral, Supercollider, pueden entrar de lleno como excelentes piezas para esta nueva década y como una garantía de lo que Yorke, los hermanos Greenwood,O’Brien y Selway puedan ofrecernos.
Francisco Silva


Alex Turner – Submarine (2011)




Alex Turner  es  uno de esos personajes que aparecen de vez en cuando por cada época. Contándonos mediante una visión práctica como ven el mundo que los rodea, leen los signos de su generación  traduciéndolos a sus escuchas. En esta materias el líder de los Arctic Monkeys tiene un prontuario marcadísimo, tanto en su banda matriz , como con Last Shadow Puppets, se las arregla para agregarle  el condimento picante e irónico a sus letras, pero principalmente a su música.
Con los antecedentes citados se sobrentiende que  su debut solista venga  recién a ver la luz este año y bajo el formato de  EP, pero  mas decidor aun,  como el soundtrack  de una película, y una que parece  casi hecha a la medida de Turner. Quien saca su artillería sónica en una colección difícil de eludir.
El formato solo permite seis canciones, y eso alcanza para conformar  la atmósfera paródica de “Submarine”.Una que habla de comedias trágicas, un barniz de humor negro marcadamente británico y ante todo folk.  Contemplativo y con muchas tonalidades grises, hechas por y para adornar historias de amores particulares y de paso insertarnos en los parajes húmedos en que se desenvuelve el escenario del EP. Es difícil no rendirse a ejercicios tan honestos y desprovistos como “Glass in thepark” o “It’s hard to get around the wind”.  Voz y guitarra (mas acertadas inclusiones eléctricas) se coluden en un resultado que a ratos roza lo emocional, sin tener que caer en ningún momento en la melosidad  obvia.
La intro de “Stuck on the puzzle” es una antelación perfecta para traducir las frecuencias de medio tiempo que traerá el resto de Submarine, por su parte “Hiding tonight” y “Glass in the park”, dan lugar a que la voz ,que sin ser espectacular, llene espacios. Pero la formula estaría incompleta sin hacer mención a los arreglos leves y unos marcados ecos de fondo que arman figuras bellísimas. ¿Que decir cuando Turner con un arrastrado cinismo canta “I’ll know the way back , if you know the way”?,  es para soltar aprensiones y dejarse guiar. Pero en esta lid tal vez la mas desnuda de todas sea “It’s hard to get around the wind” que a pulsos sutiles les gana el gallito a cualquiera que se haga el indiferente, advirtiendo que cada segundo de descuido es un desperdicio en esta corta travesía.

El final se corona con un poco de más ornamentación en la rompe almas “Stuck in the Puzzle” y para que decir “Piledriver Waltz” que es el broche de oro para una tentativa al borde de  lo transparente, en especial esta última que luego sería incluida en “Suck it and see” el cuarto LP de los Monkeys, sin embargo esa versión electrizada, pierde un poco de la intimidad que guarda esta, en la cual uno realmente se pone en el sitio del tipo que pierde a su chica y el dolor se trasluce como un ruido de mierda, parafraseando a su misma letra. La finalización con la guitarra eléctrica evocando un aullar etéreo, es simplemente para arrancar lágrimas a borbotones.
Alex Turner es un tipo al que hay que tener en cuenta en estos días, es difícil encontrar un letrista de sus características en nuestros tiempos. Y no solo es de alabar su pluma, las melodías y los temas en general, salen en defensa de su creador. Si las auras húmedas y quietas, son lo tuyo, no dejes pasar por nada del mundo esta incursión, y si es que no, bueno al menos sabrás valorar música de calidad cuando esta ante ti. (Así mismo; una recomendación  en segunda persona, igual que el EP que va directo a su escucha)