Las dictaduras deben ser uno de los males más tangibles que han azotado a los países de América y este libro hace hincapié en ello desde la perspectiva de la familia Cabral y como Trujillo, el dictador de turno (acertadamente comparado con Sauron o Darkseid), se encargó no solo de desarticular si no de maldecirla por generaciones y generaciones mediante una violencia tan explicita como real. Sin embargo va más allá de ello, porque los personajes son obstinados, y más que asirse a su autosuficiencia lo que los mueve es algo mucho más poderoso que el Fukú que los persigue. En cuanto a Óscar ha de ser uno de los personajes más entrañables que he podido leer este año. Sumido en su mundo donde confluyen con una naturalidad asombrosa alusiones desde Stan Lee, Alan Moore o Tolkien, hasta los entornos que creaba García Márquez en su tiempo. Mi pasaje favorito: "Toda esperanza había desaparecido, pero entonces, Verdaderos Creyentes, como la mano de los propios antepasados: un milagro. Justo cuando nuestra muchacha debía desaparecer por el horizonte, justo cuando el frío de la devastación le subía por la piernas, encontró en sí misma un último deposito de fuerza: su magia Cabral... y todo lo que tuvo que hacer fue comprender que la habían jugado otra vez, El Gángster, Santo Domingo, sus propias y estúpidas necesidades. Como Superman en El regreso del caballero oscuro, que drenó de una selva entera la energía fotónica que necesitaba para sobrevivir a Coldbringer, así extrajo nuestra Beli de su cólera su propia supervivencia. Es decir, fue su coraje lo que le salvó la vida. Como una luz blanca aquí adentro. Como un sol. Volvió en sí bajo la feroz luz de la luna. Una muchacha destrozada, sobre cañas destrozadas. Dolor por todas partes pero viva. Viva." |
La maravillosa vida breve de Óscar Wao - Junot Díaz
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