¿Es importante el legado? ¿Qué tanto devora el ego en un artista?
Ese parece ser a
simple vista el eje en el que gira la última obra salida desde la pluma de Scott
McCloud – quién carga a cuestas con varios títulos definitorios en
relación al mundo del cómic (‘Understanding
cómics: The Invisible Arts’, ‘Reinventing
Comics: How Imagination and Technology Are Revolutionizing an Art Form ‘,
etc) – no obstante tras esa línea narrativa se esconden muchos más puntos
desde los cuales re descubrir la misma. No es sólo una perorata sobre la
realización personal, del amor o de perspectivas tan trascendentes en lo
cotidiano como la muerte misma, también nos delega pequeñas tareas insertas
entre viñeta y viñeta en forma de interpelaciones subliminales cómo por
ejemplo:
¿Cuál
es la perspectiva de nuestras vidas? ¿Cuánto estás dispuesto a
deshumanizarte por tus propósitos? ¿Cuál es el costo? Y un sinfín de sublecturas
que se haya ahí, insertas en cada viñeta.
¿De qué va el guion?
David Smith es un joven escultor con
una carrera venida a menos, su falta de empatía no lo ha ayudado a abrirse un
camino en el mundo del arte, donde las relaciones públicas parecen haberle
cerrado la puerta por fuera y no le permiten despegar – porque si algo busca el
protagonista es dar a conocer su trabajo- y a sí mismo de paso, su nombre
parece consumido por la fama de otro, su ego, su yo aparece encadenado siempre
al legado de alguien más y es esa sensación de identidad desvanecida de la
cual busca constantemente desmarcarse. La persistente desesperación a la que se
ve sometido (la pérdida de su familia, un futuro sin norte y un montón de
promesas que cumplir) es quizás el motor que lo mueve en esta interminable
búsqueda. Será esta meta, sumada a no tener lazo
alguno con alguien vivo el que lo llevará a tomar una decisión radical.
Una mañana en que ya no podía descender
más, hará un trato con La Muerte.
David dará su vida a cambio de 200 días donde pueda modelar cualquier material
con sus propias manos. Volviéndose una especie de Deus Ex Machina de
su campo artístico. Y es que de ahí en adelante cuando sus
conflictos se ampliaran un poco más, con la llegada de una joven llamada Meg,
no tardará en darse cuenta que el sembrar lazos e interactuar con otras
personas solo le harán más difícil el encontrar ese arte final por el que ser recordado y de paso dejar
la moneda de cambio con la que tranzó al recibir su habilidad se convertirá en una ‘Espada De Damocles’ sobre
su cabeza.
El lenguaje gráfico de McCloud es
sumamente atractivo, valiéndose de leves coloraciones, logra dar al dibujo
una expresividad que lleva el guión hasta donde este no puede alcanzar
solamente con palabras. Tanto las creaciones de David una vez empieza a
trabajar con su habilidad, como los mismos materiales que usa parecen vivos y
con un dinamismo soberbio. La
sensación de movimiento es sumamente real.
Los personajes a su vez están
fuertemente definidos y podemos ponernos con facilidad en los zapatos de David,
como en los de Meg, aunque es quizás en este personaje donde podemos encontrar
algunos “peros” en el armado de las caracterizaciones.
Siendo un personaje sumamente
atractivo, Meg se ve algo disminuida por la figura del joven escultor cayendo
un poco en el estereotipo de divinizarla inicialmente para
lentamente irla humanizando. Y es que en ese ese sentido un personaje tan
complejo como ella (más que el protagonista si nos apuran), hubiese sido mejor
empleado desde un inicio con todos sus miedos y manías. En lugar de
encasillarla tanto como ‘acompañante’ disminuyendo un tanto su
significación.
Los claroscuros de ella son tan
interesantes cómo los del mismo protagonista,y es tan fuerte como él,
resultando algo contraproducente el anexarla tanto a la voluntad del
primero en tres cuartos del libro. No obstante más allá de eso, el
sentido del cómic al completo no se logra desbaratar. ¿Podría haber sido mejor empleado? Sí, absolutamente.
The Sculptor es una obra de más de 500
páginas en donde vemos cómo el protagonista persiste implacablemente en
construir su identidad y va cuestionándose lentamente sobre si el precio
que decidió pagar fue demasiado alto, así como también su nueva habilidad
tampoco le asegurara inmediatamente alcanzar sus expectativas.
Un cómic bastante lucido, que al igual
que obras similares como ‘Asterios
Polyp’ o ‘Fun Home’ nos
hablan de ese aprendizaje eterno de quiénes
somos y de las muchas aristas que tiene el vivir. Imperdible.
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