David Bowie - The Next Day (2013)



El problema de los regresos es -en sí mismo- grande. Pero peor aún es cuando una leyenda es la que retorna y más si lo hace de gran manera.

El tratar de estar a la altura de un buen disco sin sonar como una calcetinera descontrolada es todo un desafío. Sobre todo cuando llega tras un cúmulo de halagos hacia el mismo objetivo que nos apremiamos a lisonjear.

Nos sucede con David Bowie y su “The Next Day”, una de esas vueltas que pocas veces tenemos el agrado de escuchar, y por sobre todo disfrutar, ya que este regreso vino acompañado de un halo mítico que solo uno que otro personaje icónico puede levantar. Una figura que se tenía presente, pero se nos venía difusa a la memoria por su prolongado autoexilio en New York , y que a más de alguno hizo pensar en un retiro de la música o en un cese total de actividad, en el caso de los más extremistas.

Sin embargo, al final sólo componían conjeturas erradas y sería el mismo aludido quien les diera un giro dramático perfecto a tales suposiciones, posicionándose en unos días en el centro de la escena musical mundial al anunciar el lanzamiento de su disco. Eludiendo con ello a toda la Policía del Spoiler en una época en que parece imposible esconder algo, e incluso yendo más allá, ya que su trabajo se prueba la corona como el mejor disco del año sin pudor alguno. Todo esto en unas pocas semanas y sin advertencia alguna. Haciendo parecer que Bowie siempre sabe cómo tomar por sorpresa hasta al más precavido.

Pues, bueno, es fácil crear sospechas ante rótulos de la talla de “El mejor regreso del Rock” y la duda emerge espontanea ante tanta lamida de zapatos. No obstante, excluirse de esto cuando se tiene delante una colección tan portentosa de canciones es, al menos, difícil. No es por exagerar pero cuando algo es bueno, no queda otra que agachar el moño y reconocer abiertamente que se está ante una obra redonda. La pólvora de Bowie sigue ahí.

No alcanza para titular a “The Next Day” como la enésima reinvención de un hombre que nos acostumbró a ello, pero si alcanza para decir que conjuga bien sus años de oficio y se pasea por varias aristas que integran su discografía, logrando piezas refinadas y que al mismo tiempo no pierden el filo creativo que Bowie imprime.

‘We are we now?’ y ‘You Feel So Lonely, You could die’ son baladas espaciales en las que el receptor visualiza todos sus vacíos. Aunque ni de cerca,‘Valentine’s Day’ es una cálida canción de una textura absolutamente encantadora. ‘How Does The Grass Grow’ y su perfecto estribillo (tal vez el más portentoso del LP) o esa pieza sintética y llena de química que es ‘Love Is Lost’, sirven de coordenadas para entender que al desgranado del disco también favorece a su autor, quien en dosis comedidas entrelaza sus diferentes etapas y arma un cancionero generoso.

‘(You Will) Set The World On Fire’ saca a relucir las características eléctricas del vocalista, quien se apoya en la guitarra de Earl Slick, así como en el saxofón de Steve Elson en ‘Boss Of Me’ y ‘Dirty Boys’ para extender lo más posible la riqueza sonora de sus tracks. Mención aparte merece una de las puntas de lanza de este trabajo:‘The stars (are out tonight)’, el punto de equilibrio del rock sobrio que suele facturar el Duque Blanco. Con diferentes capas instrumentales que se van dejando apreciar, mediante las escuchas van progresando.

Escapar a las apreciaciones exitistas es sumamente complejo cuando hay razones para sonar así. Más allá de la simpatía y fetiche que causó a pocos días de su lanzamiento, la apreciación sigue ahí, siendo exactamente igual. Si este es un gran final o un gran regreso ya parece anecdótico, la certeza corre por un solo lado: el “Gran” debe ir antes de cualquier apelativo que se le dé a esta placa. Un obligatorio. Aun cuando exprese claramente que no es “Heroes”, le alcanza de sobra como uno de los mejores lanzamientos del vasto catálogo de David Bowie.

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