The Black Keys – El Camino (Nonesuch, 2011)
*Entrada publicada en Melómanos Magazine el 23 de Marzo de 2012. Revísela en el siguiente link
Nunca el dúo de Akron, Ohio sonó tan
accesible como en la placa lanzada a fines del 2011. Es que por las venas de
Dan Auerbach y Patrick Carney parece correr una especie de rock neo-sónico de
difícil elusión. Y casi sin querer parecen destinados a comandar el sonido
americano de esta década.
Fieles a la postura que vienen
predicando desde "The big Come Up" (2002),
lo suyo no es comercializar su sonido por buscar consenso mediático, si no de
lleno llevarlo hasta los limites que este pueda ofrecerles. Tentativa que ya se
veía venir con el multifacético"Brothers" (2010). De
ahí se entiende que nos topemos con cortes de la talla de 'Dead and Gone' o
'Run Right Back', pareciendo ser una de esas obras edificadas en
contrastes.
No obstante pese a esta incesante
persecución, la colección 2011 sigue sonando a The Black Keys por donde se le
mire. Síntomas propios de que el sello que han construido a lo largo de su
carrera está más vigente que nunca, sacudiéndose un poco de la melancolía e
internándose de lleno en la maquinaria del rock-blues versión siglo XXI. Todo
con tal de demostrar que no vienen a “repetirse el plato”. La batería de Carney
suena potente, acelerada incluso para los tiempos en que acostumbraba a moverse
y bueno Auerbach parece un mago incesante de riffs, que trastornan por la mera
simpleza con que los dota de diversidad.
La placa en si nos lleva desde esa
temprana impresión esquizofrénica que produce la pegajosa “Lonely Boy” a la
corrosiva “Mind Eraser” internándonos en un viaje por diferentes decibeles y
texturas, donde el sonido se vale de si mismo para enrostrarnos actitud y sobre
todo variantes. El arsenal de canciones no se hace esperar, lo sintética que
pueda sonar “Nova Baby” contrasta de lleno con una interpretación brillante que
no cae en clichés. A sí mismo “Gold on The Ceiling” puede presumir de una
guitarra punzante, al igual que “Little Black Submarine” donde la interacción
entre lo acústico y eléctrico parecen formar un equilibrio rotundo.
El intentar desmembrar “El
Camino” puede resultar tan dañino como el obviarlo, dueño de un sonido
propio y ambicioso (sin ser necesariamente excesivo), deriva en un álbum que
parece esconder entre track y track los secretos de una de las bandas más
sorprendentes y refrescantes de los últimos tiempos.
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