Greatest Hits 2020

 























Lo bacán de lo bacán sin orden alguno (
año anterior acá)


Películas 

El Club (2015)
Incendies (2010)
Ford Vs Ferrari (2019)
It's a wonderful life (1946)
1917 (2019)
Soul (2020)
Uncut gems (2019)
The lighthouse (2019)
Jojo Rabbit (2019)
Shoplifters (2018)
Palm Springs (2020)
Lady Macbeth (2016)
The gentlemen (2019)
The princess bride (1987)
Litlle Women (2019)
The trial of the Chicago 7 (2020)
Atonement (2007)
L.A Confidential (1997)
The remains of the day (1993)
Tenet (2020)
Chinatown (1974)
The irishman (2019)


Libros y cómics

Nuestra parte de noche - Mariana Enriquez
Poeta Chileno - Alejandro Zambra
Todo es personal - Simón Soto
Los cuerpos del verano - Martin Felipe Castagnet
On a sunbeam - Tillie Walden
Nada muy serio - Jessica Araya
Mr.Miracle - Tom King
Sentient - Jeff Lemire
Carrie - Stephen King
Black Hammer Vol.03 - Jeff Lemire
Expiación - Ian McEwan
Los restos del día - Kazuo Ishiguro


Series

The mandalorian (temporada 1 y temporada 2)
Golden Kamuy (temporada 1 a la 3)
Succession (temporada 1 y 2)
Haykyuu! (temporada 1 a la 4)
Community (temporada 1)
Boku no hero (temporada 4)
The boys (temporada 2)
91 Days
The Queen´s Gambit
The haunting of Bly Manor
The umbrella academy (temporada 2)
The witcher (temporada 1)
Close enough (temporada 1)
One Piece 916-956

Música

Escuché más canciones que discos pero sería algo así:

The Drums - Portamento (2011)
Dua Lipa - future Nostalgia (2020)
Ludwig Goransson - Tenet OST (2020)
Ludwig Goransson - The mandalorian OST
Boy Pablo - Wachito Rico (2020)


Juegos de mesa ( y otros)

Paladines del Reino del Oeste
Root
Fort
Saqueadores del Mar del norte
Illusion 
Abluxxen
Llama
Dinosaur Island
Plenus
Just One
Sagrada
The Witcher III (switch)
Ori (switch)


Hechos pulentos

El año de la plaga.

Nuestra parte de noche - Mariana Enriquez





 “-Lo que no entiendo -dijo Gaspar, es por qué de noche el cielo está oscuro, si con todas esas estrellas debería haber más luz.

-Eso hasta tiene un nombre: la paradoja de no sé quién, no recuerdo. Te estás haciendo una pregunta que no tiene respuesta todavía, me parece. O a lo mejor ya lo descubrieron y yo no lo sé. Hay algo llamado materia oscura, que empuja la estrellas, por eso están cada vez más lejos. Tres cuartas partes del universo son oscuridad. Hay mucha más oscuridad que luz sobre nosotros.”

La reinvención de géneros parece algo sumamente complejo a día de hoy. Las formas de contar historias -o los mismos formatos en que son consumidas- parecen seguir rutas dispares, ya sea en formatos que desafían a su espectador, tanto por contenido como por la forma en que son entregados (Black Mirror Bandersnatch o Midnight Gospel). O bien lo contrario, tratan de complacer en exceso al receptor final de estas y terminan entregando productos sin un sello reconocible, los cuales son difíciles de anclar en alguna categoría identitaria, o mejor dicho encontrar algo de contenido más allá de la forma. 

Derivando de esta dicotomía algunas cuestiones que pueden resultar muy interesantes, la primera y más importante es: ¿cómo deberían ser lo géneros en nuestros días? En temas literarios esto último está siendo abordado de una forma que resulta sumamente singular y con un sello que busca más el nicho que tocar teclas comunes. El contar desde sitios mínimos, y a la vez sumamente reconocibles tiñéndose de símbolos propios luce como un camino apropiado a seguir. Esto se puede constatar en productos  de ciencia ficción de exponentes como Cixin Liu, Ken Liu u otros. O narrar desde una mirada mucho más adusta, como lo hizo el británico/japonés Kazuo Ishiguro en ‘Nunca me abandones’.

Los géneros parecen converger en que contar desde lo local – o lo adusto- es una buena forma de alcanzar un acabado creíble en el que el lector siente que quien escribe está comprometido con lo narrado, buscando una inmersión hacia horizontes, no voy a decir inexplorados, más si teñidos lo suficiente desde lo propio como para lucir novedosos.

En el caso de Mariana Enriquez, la exhibición de un terror muy centrado en lo latinoamericano es el sello desde el cual se explaya, resultando muy reconocible -a la vez que para sorpresa de nadie- de una calidad robusta.

“Adela dijo después que lo peor habían sido los ruidos del final, esos ronquidos dolorosos, como gemidos de perro ¿así se muere la gente?, les preguntó, pero no supieron responderle.”


‘Nuestra parte de noche’ es una novela -la más extensa- de la escritora argentina, quien ya venía generando mucho ruido producto de sus cuentos que han sido recopilados desde hace un tiempo en colecciones como ‘Las cosas que perdimos en el fuego’, ‘Los peligros de fumar en la cama’ o ‘Cuando hablábamos con los muertos’ (editado por la editorial chilena Montacerdos, quienes también sacaron ‘Alguien camina sobre tu tumba’, un compendio de crónicas sobre los cementerios que ella ha visitado por el mundo). A su vez también ha sido editada una novela corta, ‘Este es el mar’ donde entre una mezcla de fantasía se dejan entrever otro de los grandes temas que la obsesionan: la música y la imagen del poeta maldito. La figura masculina estéticamente hermosa pero condenada a un destino trágico.

En esta novela – de más de 600 páginas– convergen con desparpajo todas las temáticas que parecen ocupar espacio en el interés de Enríquez , narrando inicialmente el viaje – o más bien una fuga- por la carretera de un padre y su hijo en plena dictadura, cuyo motivo nos es velado inicialmente más a medida que corren las hojas se nos irá diciendo de a poco y luego ya de formas más brutales el porqué.

 Es difícil desenredar una trama, que si bien no es para nada compleja, se va construyendo con saltos de tiempo que lentamente van encajando y situando el macro de la historia. Una que no escatima en elementos  donde una secta, la dictadura argentina, demonios e incluso David Bowie tienen cabida. Pero lo que puede resultar abrumador, está lejos de serlo. Hay personajes que son castigados de formas horrendas, y en líneas generales, casi ninguno de los involucrados consigue zafar de la brutalidad del mundo que los ve moverse.

Se le asocia un poco con ‘La Carretera’ de McCarthy, por el plot inicial, pero es solo su arranque, ya que va mucho más allá y es quizás en esa frontera donde el terror colinda con los miedos reales donde Enríquez consigue decantar mejor su narrativa. La relación de una familia aristocrática con la dictadura y como el poder detentado por ellos es ocupado en atrocidades que hielan la sangre. Pues más allá de sombras que pueden cercenar como si nada partes del cuerpo o casas que devoran niños, las desapariciones de personas, producto de regímenes militares siempre nos resultará como algo más material. Espantos que rodean por todas partes. 

“Los crímenes de la dictadura eran muy útiles para la Orden, proveían de cuerpos, de coartadas y de corrientes de dolor y miedo, emociones que resultaban útiles para manipular”

Hay mucho bagaje cultural que se va filtrando en alusiones, como el cuadro ‘Asalto de la tercera columna Argentina a Curupayti’ o gente cantando canciones de Violeta Parra, mientras que es la paternidad y la herencia de una vida maldita lo que mueve el relato.

El intento, nunca con demasiadas esperanzas, de un padre que intenta cerrar una grieta en la realidad por la cual se filtran una fuerza no necesariamente maligna más si inentendible para las personas, pues él ha sido el receptor de ella por mucho tiempo y quiere romper esa rueda para que quien le sucede no deba cargar con ese destino. Que no sea consumido. Que la ambición megalómana de unos pocos, la aristocracia cómo no, por esa necesidad de pervivir más allá de lo natural no termine por devorar lo poco bueno que le fue concedido. Aun cuando estas acciones estén lejos de convertirlo en un héroe ni lo priven de ser muchas veces cruel.

Vivir en latinoamérica puede ser horroroso muchas veces, quizás nunca tan terrible como lo que vive entre las hojas de ‘Nuestra parte de noche’, sin embargo la habilidad para mezclar terror de manual con simbolismos tan propios de este sitio tan al sur de todo, me parece necesario de leer, sobretodo si quien narra lo hace tan bien.

“La historia de la chica desaparecida sin brazo tenía algo tétrico, sí, y quizá por eso no le dieron impulso. Esas cosas pasan en el periodismo. La imaginación del público se enamora de ciertos horrores y es indiferente a otros.”


La Guerra de los Mundos - H.G. Wells




"Es posible que, en los más amplios diseños del universo, esta invasión resulte ser finalmente beneficiosa para los hombres. Nos ha arrebatado esa serena confianza en el futuro que es la fuente más segura de la decadencia."

Me demoré mucho en terminar este libro. Puede ser porque cuando lo inicié el mundo de afuera efectivamente se estaba derrumbando, y después se derrumbó el mío, pero eso es otra historia.

Me costó enganchar con la narrativa, igual hay que hacer evidente que es un libro de 1898 y más allá del trasfondo las formas muchas veces hacen que disocie y me termine perdiendo.

Más como toda obra de ciencia ficción la invasión, la tecnología, los marcianos y la masacre es solo el vehículo para hablar de otras cosas: la sociedad, la clase (siempre todo me lleva a las clases sociales). El protagonista es alguien acomodado (y de buena educación) y la mayor parte del tiempo con quienes interactúa son sus símiles o bien soldados. La variedad es escasa ¿Cómo enfrentaron los más desposeídos esta invasión? Me hubiese gustado saberlo. Siento que le habría dado una lectura mucho más terrible. No obstante, eso ya entra en los terrenos de lo que uno espera, por sobre lo que quiere señalar la obra.

¿Y qué señala?

No son los rayos calóricos que desintegran gente, no son los marcianos drenando sangre de las personas. Es el protagonista quien en la lógica del 'salvarse solo' que impera en las obras de apocalipsis en un momento de la historia empuja a un compañero demasiado ruidoso y desquiciado para que sea eliminado por los marcianos con el fin último de sobrevivir. Es la reducción del ser humano a lo más básico.

Igual siempre me pregunto si esa reducción siempre termina donde mismo ¿En el egoísmo más radical a lo que nos reducimos todos al final? ¿No hay más reacciones? Claro, hay cierta solidaridad por aquí y por allá (sobre todo en el trecho del hermano del protagonista), más lo imperante es lo otro. Me agobian un poco esas resoluciones.

Por otra parte, las escenas del humo negro me agradaron por el terror implícito de las mismas. El temor a algo que no entiendes ¿Hay algo más marciano que eso? Los diseños de máquinas futuristas para esa época también son sumamente imaginativos y me gustan bastante. Aparte la edición de Austral que leí venía con unas ilustraciones sumamente bonitas.

¿La resolución?

Me parece de toda lógica. La mayor parte del tiempo vemos la invasión relativamente velada, que la conclusión tenga esa misma aura vaga, pero practica no me parece descabellado. Además de ser una respuesta bastante sensata.

Es la reacción de la sociedad a un evento similar el que jamás tendrá la respuesta que esperaríamos