Protistas - Nefertiti (2014)


La sensación que queda tras escuchar múltiples veces “Nefertiti”, la continuación del fascinante “Las Cruces” (2012), es la de haber encontrado un lugar en que hablar de muerte y hacerlo tarareable ocupan la misma dimensión. Y es que este concepto visto con regularidad en lanzamientos discográficos, acá consigue escapar a ese pesimismo tópico en el que se suele caer a la hora de tratar estos contenidos, siendo más a similar a un Memento mori en envoltura pop, que a una marcha fúnebre ralentizada.

Es evidente que las vivencias de los miembros de Protistas en la confección de su tercer trabajo se extrapolan a la visión del disco; en particular las del vocalista Álvaro Solar, quien asimila esas experiencias y las retorna en forma de canciones (‘Hospital Salvador’‘Mi Familia’) y en lugar de lamentarse, parecen retribuir y asimilar la muerte como una parte intrínseca del vivir. Siendo asociadas generalmente como un anexo, las pérdidas -en el ancho del significado- Protistas las integra, sino como hilo conductor, al menos como una neblina que tiñe casi en totalidad la placa.

‘En Mis Genes’, el primer apronte que dieron, más que ser una muestra se transforma en la Piedra de Rosetta que imbuye el ánimo del disco; parsimonia y cuerdas prístinas que raramente se alteran o cambian de velocidad, no como en la línea de ‘Florecimiento’ o ‘Mi Familia’ que están en un espectro sonoro más jovial.

Así como también podríamos ubicar en un mismo sitio a ‘Vigilia’‘Me Atrapo X Todo’ y ‘Función y Guía’, versiones algo más lentas pero con mucha carga emocional, salvo por la tercera que con sus más de ocho minutos tiende a inclinarse más por la textura que por insinuar literalmente la sensibilidad como motor.

La depuración del sonido también acusa mayor protagonismo y de paso lanza un poco de sombra a sus hermanos mayores, sobre todo a “Nortinas War” (2010). El avance en este punto es bastante si se contraponen linealmente los tres discos editados a la fecha, siendo “Nefertiti” quién exhibe una porción mayor de evolución natural y el arribo a una meta necesaria. Esta limpieza deja al descubierto la arquitectura de las canciones así como el revestimiento lirico que siempre intuimos, pero nunca pudimos disfrutar con tanta nitidez.


La música de Protistas parece haberse gestado lentamente, y durante este proceso se ha tomado todo el tiempo del mundo para llegar a su condición actual, Un crecimiento exponencial que deja la palabra apresurado de lado y que sigue mostrando una madurez rotunda, pero por sobre todo un sentido musical propio y muy fino, alejándose de la estética predominante de la escena local pop, para seguir instaurando una marca propia. No más fuerte, pero si más contundente.

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